Por: ALEJANDRO ROMERO BARRIOS
La confrontación entre Elon Musk y Donald Trump sube de nivel, todo después de que el presidente de los Estados Unidos se mostrara decepcionado de las declaraciones del exdirector del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés) sobre su plan fiscal, en donde, éste último responde con una declaración que nadie esperaba, ni siquiera el mismísimo Trump.
Desde su cuenta oficial de X, el dueño de Tesla afirmó que el mandatario estadounidense está implicado en los archivos de Jeffrey Epstein, el fallecido empresario conocido por encabezar una red de tráfico de menores, conocida como ‘Lolita express’.
“Es hora de lanzar la gran bomba: Donald Trump está en los archivos de Epstein. Esa es la verdadera razón por la que no se han hecho públicos. ¡Que tengas un buen día, DJT!”, es el mensaje que Musk redactó.
No es la primera vez que el nombre de Donald Trump sea relacionado con el caso Epstein, en 2020, Anonymous publicó un documento de 91 páginas titulado “El Pequeño Libro Negro de Jeffrey Epstein”, en donde presuntamente, se encontraba Trump.
Sin embargo, el gobierno publicó en febrero la primera fase de archivos relacionados con la investigación, incluida la “famosa” lista de contactos. En la que no aparece el nombre del presidente Trump.
La luna de miel se terminó, Elon Musk está mostrando su descontento por el rumbo que ha tomado el gobierno de Donald Trump, especialmente, en la eliminación de incentivos a vehículos eléctricos (medida que afecta a Tesla), además, de los acuerdos en inteligencia artificial con la empresa OpenAI (competidora de Musk), y la polémica por haber sacado de la nominación para dirigir la NASA a Jared Isaacman (aliado del dueño de X).
Si Trump hubiera cedido a estas determinaciones de ceder a la entrega de áreas estratégicas al dueño de SpaceX, hubiera entregado parte de la soberanía estadounidense y el futuro de la industria tecnológica desarrollada con dinero público a manos privadas.
LA RUPTURA
El distanciamiento es cada vez más evidente y así lo hizo sentir Elon Musk, al considerar este martes 3 de junio, que el megaproyecto de ley presupuestaria de Donald Trump es una “abominación repugnante”. Dicha calificación no es sino una muestra de la tensión entre el millonario y el presidente días después de que el dueño de Tesla dejó de ser asesor presidencial.
El proyecto de ley del presidente estadounidense incluye la prórroga de los gigantes créditos fiscales de su primer mandato en el periodo 2017-2021, que expirarían al término de este año. Desde el punto de vistas varios especialistas, afirman que el aplazamiento fiscal podría aumentar el déficit del gobierno federal entre 2 y 4 billo-nes de dólares durante la próxima década.
Y como Musk fue director de la DOGE, una comisión de eficiencia gubernamental que emprendió recortes masivos de la ayuda internacional, que cerró agencias federales y despidió a miles de funcionarios para disminuir el costo operativo de la administración pública estadounidense aprovechó para demostrar su molestia.
“Lo siento, pero ya no lo soporto”, publicó Elon Musk en X, red social de su propiedad, días después de dejar de ser uno de los asesores más cercanos del republicano.
Además, los detractores de la ley de presupuesto aseguran que los recortes dejarán sin cobertura sanitaria a millones de ciudadanos estadounidenses de bajos ingresos económicos, pero, los halcones fiscales afirman que sin recortes será un peligro para la deuda de Estados Unidos.
Recuerde que el 22 de mayo, los republicanos lograron que la Cámara de Representantes aprobaran el megaproyec-to con solo un voto de diferencia y, ahora en el Senado será debatido para aportar cambios si así lo consideran.
Al respecto de la votación, el dueño de Tesla afirmó que “este proyecto de ley de gastos del Congreso, masivo, escandaloso (…) es una abominación repugnante. Debería darles vergüenza a quienes votaron a favor: saben que lo han hecho mal. Lo saben”.
“El presidente ya conoce la postura de Elon Musk sobre este proyecto de ley; esto no cambia su opinión. Es un proyecto de ley grande y hermoso, y se mantiene firme en eso”, declaró a periodistas la Casa Blanca en defensa del proyecto presupuestario y en voz de la portavoz Karoline Leavitt.
ELON MUSK DEJA LA CASA BLANCA
Elon Musk se subió a la campaña presidencial de Donald Trump a la cual aportó 260 millones de dólares para apoyar su regreso a la Casa Blanca en su segundo mandato.
Le bastaron 130 días para que este hombre, el más rico y polémico del mundo, Elon Musk, dejara su cargo en el gobierno de Estados Unidos como asesor senior en la llamada DOGE (Departamento de Eficiencia Guber-namental por sus siglas en inglés), una comisión creada para reducir el gasto federal y recortar la plantilla de em-pleados públicos.
Aunque en la realidad política, era un ministro sin cartera: despachaba desde la Casa Blanca junto al pre-sidente Donald Trump, recortando miles de empleos públicos, cerrando agencias enteras, siempre, sin pedir per-miso a nadie.
A pesar de recibir todo el apoyo presidencial, el Pen-tágono, agencias federales estadounidenses y algunas dirigidas por colaboradores del presidente Donald Trump, nunca le hicieron caso a Elon Musk a su exigencia para que explicaran las tareas realizadas en su trabajo y así medir sus resultados y, no perder sus empleos.
Acciones burocráticas que minaron los resultados de la DOGE y el liderazgo de Elon Musk en su encargo de la administración gubernamental estadounidense. La meta de Musk era ahorrar 2 millones de millones de dólares, pero sólo reportó ahorros de 160 mil millones hasta mayo de 2025, menos del 10 por ciento proyectado.
Musk en una entrevista con la cadena CBS, el primer día de junio, comentó que “lo que empezaba a pasar era un poco injusto porque, digamos, DOGE se convirtió en el chivo expiatorio de todo. Así que, si había algún recorte, real o imaginario, todos culpaban a DOGE”.
Bastaron algunas reacciones de la burocracia estado-unidense para que el super asesor de Trump se enfrentara a una dura realidad, la influencia que tiene el deep state estadounidense en la administración cotidiana de este país, que algunos analistas dicen que recae en 200 mil empleados.
Quizá por ello, el presidente Trump evitó la difícil tarea de recortar empleos y despedir personal de la burocracia, para no perder popularidad y por ello votos, así que le asignó la difícil tarea a Elon Musk, para que todo el peso negativo de las decisiones de gobierno, recayeran en el dueño de X. Y así fue.
Estrategias políticas que así las dicta el Manual del Político, el hombre de poder siempre debe dar las buenas noticias personalmente, y las malas, encomendárselas a miembros de su gabinete. Musk fue quien pagó el costo.
Esto le convino al presidente Donald Trump, un político carismático, que no se sentía muy cómodo en compartir los reflectores con nadie y menos, con alguien que fuera más millonario que él.
Además, no vaya a ser que a Elon Musk se le vaya a ocurrir postularse como candidato presidencial en 2028…
Así que esa puede ser puede ser una de las razones de la salida de Trump, pues al final del día, quien trazó todos los esfuerzos y pago los costos negativos y positivos para reconquistar la presidencia, fue el republicano.
DESGASTE EMPRESARIAL
El desgaste para Musk se dejó sentir en sus emblemáticas marcas, por ejemplo la caída de Tesla en el primer trimestre de 2025 fue del 13% respecto al año anterior y el mayor descenso de la historia de la compañía.
Además, que su distracción política, no le permitió concentrarse en la enorme presión que ejerció su más gran-de competidor, BYD (Build Your Dreams), quien lo desbancó del primer sitio, para que la marca china se convirtiera en 2024, en la empresa de autos eléctricos más vendida en el mundo.
Protestas contra Tesla
No debemos olvidar, que durante algunas semanas cuando todavía era asesor de Trump, se habían generado protestas y boicots por la directa y controversial participación política de Musk en el gobierno de EE. UU., causando reacciones negativas contra él, incluyendo a concesionarios de Tesla en Estados Unidos y Europa, vandalizando algunos de sus vehículos. Lo que obligó al presidente Trump a acusar de “terrorismo doméstico” a quienes siguieran dañando la marca de su “amigo”, quien invirtió más de 260 millones de dólares en su campaña de regreso a la Casa Blanca.
Así, que Trump tuvo de improvisar una pasarela de autos Tesla afuera de las instalaciones presidenciales en Washington para apoyar la marca.
La salida
Ya se conocía la intención en el círculo más íntimo del presidente Donald Trump de que Elon Musk dejaría el gobierno, fue una súbita sorpresa para el mundo, aunque Tesla Motors lo agradeció, porque después de la publicación de su renuncia, el precio de las acciones de la marca volvió a ser positivo.
Todos los ataques que recibió Musk fueron desestimados por La Casa Blanca y señalados como “basura”.
Los motivos del desencanto de Musk pueden relacionarse entre otros, por la desilusión y frustración de los obstáculos que encontró al reducir la burocracia federal, que buscaba hacerla más eficaz y menos costosa para los Estados Unidos.
Porque la administración gubernamental encabezada por Trump, debía erradicar el gasto excesivo, el fraude y el abuso, y parece que aún no lo logra, porque es un sistema que está muy endeudado, con inflación y acostumbrado a la burocracia que no le permitieron transformarlo.
Así, este influyente y cercano ex miembro del equipo cercano de Trump, el 28 de mayo por la noche decidió ponerle fin a su incursión en la política y además, lamentar el tiempo dedicado a la política en lugar de a sus negocios.
ELON MUSK CONSUME DROGAS “EXCESIVAMENTE”, según el NYT
Bastó que Elon Musk saliera del gabinete presidencial, para que The New York Times (NYT) publicara un artículo que pone en el centro del debate “el consumo de drogas por parte de Elon Musk”.
“El consumo de drogas de Musk iba mucho más allá del consumo ocasional. Le dijo a la gente que estaba tomando tanta ketamina, un potente anestésico, que le estaba afectando la vejiga, un efecto conocido del consumo crónico. Tomó éxtasis y hongos psicodélicos. Y viajaba con una caja de medicación diaria que contenía unas 20 pastillas, incluidas unas con las marcas del estimulante Adderall, según una foto de la caja y personas que la han visto”.
Este tema fue tocado en una conferencia de prensa de Musk junto con Trump en la Oficina Oval en el contexto de su último día en la Casa Blanca, un periodista interrumpió y le preguntó al dueño de X sobre esta historia del New York Times, que publicaba sobre el uso de una gran cantidad de drogas y que viajaba con una caja de pastillas que parecía contener Adderall.
Elon Musk también interrumpió al periodista a la mitad del cuestionamiento y le mencionó, “¿es esa la misma publicación que recibió un Premio Pulitzer por informes falsos sobre Russiagate?”.
Musk desestimó la información publicada por el influyente diario neoyorkino.
Además, esta información pasó un poco inadvertida, porque según Forbes US, el Wall Street Journal ya lo ha-bía informado en 2024: “informó el año pasado que el consumo de drogas recreativas por parte de Musk, como LSD, cocaína, éxtasis, hongos y ketamina, preocupaba a algunos ejecutivos y miembros de la junta directiva de sus empresas”.
Además, que el momento elegido por NYT para publiarlo, es un momento en donde el mundo pasa por un grave problema de consumo de sustancias prohibidas.
No fue un hit periodístico, porque el tema de las drogas en los Estados Unidos, lamentablemente, es grave, tan es así que según resultados de la Encuesta Nacional sobre el Uso de Drogas y la Salud (NSDUH) reveló que actualmente existen 29.7 millones de adultos en EE. UU. que padecen un trastorno por uso de sustancias. De los cuales, casi tres cuartos de la población (74%) también consume alcohol, mientras que el 38% lucha contra una adicción a drogas ilegales.
Uno de cada ocho adultos enfrenta de manera conjunta trastornos provocados por consumo de alcohol y drogas. La crisis de las adicciones sigue siendo una de las problemáticas más graves para la salud pública en el vecino del norte.
Además, es una problemática presente en todas las clases sociales, recordemos que el hijo del expresidente Joe Biden, Hunter, también tuvo algunos inconvenientes por el consumo de sustancias prohibidas.
En el mundo se propagan los problemas, según el Informe Mundial sobre las Drogas 2024 de Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, “el número de personas que usan drogas se elevó a 292 millones en 2022, lo que representa un aumento de 20% en 10 años”.
Estos datos no hacen ver que EE. UU. y el mundo pasan por un grave problema de consumo de drogas, no tiene nada de novedoso que un ultrarrico consuma drogas. Además, hay que reconocer que el NYT no le preguntó directamente a Musk, sino que este medio se valió de fuentes secundarias… según lo publicado.
Lo que genero suspicacias el controversial tema del supuesto abuso de drogas de Musk porque fue un día después de su salida del gobierno de EE. UU.
Una arista informativa que nos puede guiar sobre el interés de la publicación en el influyente medio, es el enfrentamiento entre dos gigantes de las telecomunicaciones globales: Elon Musk y Carlos Slim Helú. Recuerden que el magnate mexicano, Carlos Slim refinanció al New York Times en 2015 con 250 millones de dólares, en un punto álgido de su recesión económica, convirtiendo al Ing. Slim en uno de los principales accionistas y aunque se dice que ya no posee acciones, un accionista puede influir en la línea editorial.
Esta es una hipótesis.
Al respecto, basta citar a Pablo Espinosa Vera, que analizaba profundamente esta realidad mediática, los medios masivos de comunicación, incluida la prensa, son brazos protectores de los businessman.
“Noam Chomsky y Edward S. Herman develaron el poder de establishment representado por los majors de la prensa norteamericana (The New York Times, The Washington Post, Los Angeles Times, etcétera)” expresara Espinosa en la construcción de metarrealidades informativas.
Elon Musk, no pudo, pero ya veremos si el hombre más rico del mundo renivela sus negocios, por lo pronto, ya hizo alianza con Pavel Durov, CEO de Telegram, para incluir en esta aplicación de mensajería la inteligencia artificial de X, antes Twitter.
Empresarios en la política
Muy pocos ultrarricos buscan gobernar una nación y salir “victoriosos”, por ello, Carlos Slim Helú, exitoso empresario mexicano-libanés, siempre se ha negado al canto de las sirenas, siempre ha rechazado las peticiones populares y en varios tiempos, de que asuma la candidatura para pre-sidente de México, pues sabe que no puede distraer su atención de sus grandes negocios.
Sabe que el poder político desgasta.
La idea de algunos mexicanos, es que llevara el éxito económico y su visión a la administración pública, siempre esta última, tan deficiente en México.
Sin embargo, si han existido casos de éxito empresarial combinado con la política, uno de ellos, es el del extinto magnate Silvio Berlusconi (Il Cavaliere), que sirvió en cuatro gobiernos como primer ministro de Italia y era uno de los hombres de negocios más poderosos de Italia.
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